Rostro sin nombre.

Los pequeños pies magullados ya no querían caminar, pero la lluvia se clavaba con fuerza en su piel, y pequeños jirones de tela que juraban ser ropa no le daban ninguna protección contra aquel torrente de infinitas agujas que asaltaban su frágil cuerpo. Solo le quedaba seguir andando, con la esperanza de llegar al triste basurero que tenía que llamar hogar. Dobló en la esquina y avanzó lentamente. No podía correr. Su estómago llevaba días vacío. Levanto un pequeño paño que llevaba en su mano, lo llevo a su cara y aspiro fuertemente. Solía imaginar un grifo en su pecho del que gota a gota escapaba su vida. Siempre se consideró un accidente, producto inherente de la casualidad. Ajena a los demás, sólo le quedaba continuar su trayecto, anhelando algo que la rescatara de su propia soledad.

Una voz llamó su nombre.

Presa del dolor que la azotaba levantó sus atribulados ojos, buscando la fuente del tenue murmullo. Sólo escuchaba el agua contra la acerca.

Fue nombrada de nuevo.

Sentía su nombre lejano, musitado por miles de voces. Apresuró el paso y se desvió del camino. Las calles se licuaban y se volvían más confusas a la par de su avance. Su llamado comenzó a sumirse en el silencio. Debía darse prisa para encontrar a quienes murmuraban por ella. En un intento desesperado empezó a correr con la poca energía que le quedaba. Cesaron los susurros y dieron paso a los gritos. Las lágrimas descendieron rasgando sus mejillas mientras balbuceaba frases sin sentido. Le quemaban las piernas y le sangraban los pies. No le importó. Sólo pararía de correr hasta que alguien por una vez tan siquiera la mirara de verdad, la amara de verdad. Abruptamente las voces cesaron. Se le nubló la vista y tropezó con la banqueta empapada.

Azotó en la avenida. Soltó el trapo húmedo y maloliente que llevaba en la mano, dejándolo flotar con delicadeza hacia el suelo. Sólo pudo contener la respiración frente a las luces que chillaban frente a ella.

Despierta, mi niña, despierta.


Nota: Si tienen alguna duda respecto al cuento, con gusto la aclararé.